Se trata de una empresa potente y la estructura científica más importante del país, que protege a los científicos básicos y clínicos del ramo y cuyo presupuesto, fluctuante durante la crisis, ha supuesto una gran ayuda, aunque no del todo suficiente para contratar personal investigador.

Siete centros nacieron a finales de 2006 y otros dos en 2007. Un total de nueve, que surgieron para unir lazos, aumentar masa crítica y relanzar indicadores en I+D+i biomédica y sanitaria. A tenor de los resultados, y pese a la crisis y los recortes: parece que la prueba está superada.

Tras un proceso de fusión administrativa en 2014, ocho están bajo el ala del Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red: Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciberbbn), en el que están adscritos investigadores  del grupo de Tecnología Sanitaria del Instituto de Biomecánica (IBV).

Desde la creación de este modelo de investigación en red los indicadores no han hecho más que mejorar . Número total de publicaciones, porcentaje de papers de primer decil, factor de impacto, número de citas, publicaciones colaborativas e internacionales, número de patentes y guías clínicas, entre otros, han elevado, y a veces multiplicado, su valor.