El recientemente fallecido Stephen Hawking advierte que la sobrepoblación, el cambio climático o las epidemias obligarán a la humanidad a abandonar la Tierra en unos 100 años.
Ante el reto que representan los más de 3.000 millones de personas que componen los países emergentes, deseosas de sumarse a los 1.800 millones de ciudadanos con hábitos de consumo propios de la época de la abundancia, hay quienes creen que la tecnología y el ingenio para encontrar soluciones innovadoras permitirán afrontar la escasez y el aumento de los precios de las materias primas. Otros, en cambio, proponen desmaterializar el consumo compartiendo recursos, usando productos eficientes, sencillos y duraderos, fáciles de adaptar, mantener y reciclar, y cambiando los hábitos de consumo para vivir con menos.
En todo caso, la consultora McKinsey&Company, en su influyente informe “La Revolución de los Recursos”, urgió a adoptar formas de innovación más acordes con las necesidades esenciales de los seres humanos y la vida en el planeta: la innovación basada en la escasez o innovación frugal.
La innovación frugal se centra en lo esencial, persigue el desarrollo de nuevos productos y servicios con pocos recursos, en un entorno de cierta urgencia, y a precios ajustados. La innovación frugal se generó en los países en vías de desarrollo y se conoce también como innovación “jugaad”, palabra hindi que significa “improvisación ingeniosa”. Es opuesta a la manera convencional de innovar en los países más avanzados, donde las empresas utilizan todos los recursos disponibles y trasladan el coste a los clientes.
Según Navi Radjou, autor del libro: “Jugaad Innovation: think frugal, be flexible, generate breakthrough growth”, las soluciones “jugaad” no son sofisticadas ni perfectas, sino que crean más valor económico y social con menos recursos. Esto no significa baja tecnología sino que incluye soluciones de alta tecnología, asequibles y accesibles a más personas. Al mismo tiempo, ofrece una respuesta a la sobreexplotación de los recursos del planeta, incapaz de soportar el ritmo de crecimiento de la población y de la producción.
Para las medianas y pequeñas empresas, sin la capacidad inversora en recursos y tiempos de desarrollo de las grandes organizaciones, la innovación frugal aporta ventajas y eficiencia, aplicando creatividad e ingenio (hacer más con menos), orientación al cliente (resolver problemas reales en lugar de crear una demanda inexistente), velocidad de desarrollo (métodos agiles) e innovación abierta (colaborar para incrementar las capacidades y orientarse a públicos objetivo más amplios).
Artículo de opinión escrito por Javier Sánchez;
director del IBV publicado en el
Diario Levante, el domingo 18/03/18