Según Gartner, el 60% de todos los proyectos de big data fracasan. Una posible causa es la obsesión tecnológica por acumular datos para entrenar inteligencias artificiales, en una deriva que desvía el foco de lo importante: las personas. Considerar superficialmente a las personas y soslayar la importancia de su contexto y motivaciones en la interacción con estos ecosistemas (por ejemplo, ¿Smart? Cities) genera, inevitablemente, desinterés y rechazo.
Algunos investigadores complementan el big data con fuentes de datos densos (thick data) que incorporan atributos cualitativos de las personas y dan sentido a los grandes volúmenes de información. Thick data se diferencia de big data por su enfoque antropológico sobre los datos, incluyendo las complejidades de la vida humana que no se pueden reducir a números. Surge así un tipo de inteligencia adicional, buscando comprender no solo lo que las personas hacen, sino también el porqué.
El concepto de thick data fue popularizado por Tricia Wang, interesada en comprender el comportamiento humano para modelizar y mejorar la relación de las personas con los servicios y productos: la tecnología por el bien de la humanidad. En el ámbito de las políticas públicas, Canadá lo aplica para conocer mejor la visión de los inmigrantes y facilitar su integración; también en el ámbito fiscal, mejorando la experiencia de los pequeños negocios ante la burocracia impositiva. Moldavia descubrió, gracias a los datos densos, que el acceso a información adecuada y las redes informales de apoyo eran cruciales en los grupos de población más vulnerables ante la COVID-19.
COGNIZANT (consultoría) mejoró sus herramientas de gestión comercial añadiendo información contextual sobre las personas a quienes se dirigen sus clientes: en el sector energético, para conectar con los intereses del cliente final, orientaba a reducir el gasto energético y la huella de carbono, mediante algoritmos inteligentes.
STEELCASE (mobiliario laboral) se implicó en la realización de espacios de trabajo piloto en empresas interesadas, re-imaginando la experiencia de trabajo en un modelo híbrido presencial/remoto consolidado durante la pandemia.
Los datos densos, al aportar información del contexto individual y social, son esenciales para el despliegue del internet de las cosas y para generar indicadores que apoyen la toma de decisiones de las administraciones y las empresas.
Columna de opinión redactada por Javier Sánchez Lacuesta, director del IBV y publicada por el diario Levante en la sección de Innovación del suplemento económico el domingo 02/01/2022