Existe también en el mercado, en fuentes abiertas, infinidad de datos desestructurados (textos, imágenes, vídeos, audios, etc.). Según la consultora internacional IDC, en 2020 el 90% de los datos serán no estructurados, resultando cada vez más complejo gestionar la información para extraer valor, requiriéndose de herramientas de analítica avanzada que no están al alcance de todas las organizaciones. El mantenimiento de estos silos de información representa un importante coste de oportunidad para las empresas, estimándose que un 80% de los datos son desconocidos o duplicados.

El “oscurecimiento” de los datos se considera una oportunidad perdida de obtener información relevante para satisfacer los objetivos de negocio o mejorar el desempeño de las organizaciones, por lo que su puesta en valor está cobrando fuerza. Los gigantes tecnológicos invierten en herramientas de analítica cognitiva para procesar este tipo de datos (“dark analytics”) y aparecen startups especializadas orientadas a mejorar los resultados de sus clientes.

Por ejemplo, Datumize es una empresa tecnológica española dedicada a la identificación, recuperación y tratamiento de datos oscuros. Destaca el análisis de la demanda real de productos/servicios de la empresa o la incorporación de datos para una mejor toma de decisiones en los procesos de producción y distribución.

Mención especial merece Cambridge Analytica, implicada en el reciente escándalo de violación de la privacidad de Facebook, que usa los datos para influir en el comportamiento de los consumidores (victoria de Trump en las elecciones americanas), accediendo, monitorizando y permitiendo diseñar actuaciones a partir del análisis de datos oscuros que configuran el perfil psicológico de millones de personas.

IBM cuenta con su herramienta Dark Vision para analizar los datos oscuros presentes en los vídeos, en concreto, el contenido que aparece y lo que ocurre dentro de cada escena o plano individual: personas, animales, objetos, textos, representaciones, etc.

DeepDive es un desarrollo de la Universidad de Standford para extraer valor de los datos oscuros a través del procesamiento de información no estructurada (documentos de texto), y su posterior conversión y organización en datos estructurados (tablas de bases de datos relacionales). Para ello identifica relaciones complejas entre atributos y realiza inferencias sobre las mismas, implementando parte del procesamiento con aplicaciones de aprendizaje automático.

En esta nueva era de la información, el control y acceso al “dark data” serán claves de oportunidad para las organizaciones que sepan poner el foco en las herramientas y áreas relevantes para su desarrollo, sin perderse en las ingentes cantidades de información que proporcionará.

Artículo de opinión escrito por Javier Sánchez;
director del IBV publicado en el
Diario Levante, el domingo 15/04/18