Consejos para evitar riesgos en el trabajo a mujeres embarazadas.
Ir al trabajo embarazada supone una serie de cambios en los hábitos laborales de la mujer. Todos los cambios fisiológicos que conlleva este estado tienen un único objetivo: asegurar la supervivencia y el desarrollo adecuado del feto. Aunque se trata de un proceso fisiológico, algunos de estos cambios pueden limitar las actividades de la vida diaria de la madre, así como afectar a su trabajo. Ten en cuenta las siguientes reflexiones y consejos:
- Ahora todo cuesta más. La mujer embarazada y el esfuerzo físico se hacen poco a poco incompatibles. Ello es debido a los cambios cardiovasculares y respiratorios inherentes a este estado. Además, la disnea (dificultad para respirar) y la leve anemia fisiológica del embarazo pueden agravar esa falta de predisposición ante el esfuerzo.
- No estés mucho tiempo de pie. Lo mejor es que estés poco tiempo de pie. Debido a tu estado, puede aparecer edema (hinchazón por acumulación excesiva de líquidos en los tejidos corporales) y venas varicosas en las piernas. Además, la coagulabilidad de la sangre aumenta y existe una mayor tendencia a la trombosis en las venas de las piernas.
- Ojo con los mareos. Si estás embarazada puedes sufrir mareos y desmayos, sobre todo si estás mucho tiempo de pie o al trabajar en entornos calurosos (sofocos).
- Cuidado con las lesiones. Debido a que los ligamentos se hacen más flexibles (laxitud de los ligamentos) por los cambios hormonales las articulaciones se vuelven menos estables y aumenta el riesgo de lesiones. Ten mucho cuidado y evita los movimientos bruscos.
- Más peso, más fatiga. La sensación de fatiga aumenta debido a la ganancia de peso y también por la reacción muscular que trata de compensar la menor estabilidad de las articulaciones.
Dolor de espaldaAl estar embarazada, tu útero expande el cuerpo hacia delante y se acentúa gradualmente la curvatura de la parte inferior de la espalda (lordosis lumbar). Esto contribuye al dolor de espalda que aparece cuando estás mucho tiempo de pie. - Controla tu equilibrio. A medida que avanza el embarazo, el centro de gravedad (CDG) se desplaza hacia delante, lo que puede alterar tu equilibrio.
- Más riesgo de caídas. La conjunción de todo lo anterior (menor agilidad, la fatiga, la afectación del equilibrio y los mareos) hacen que el riesgo de caídas aumente, sobre todo si trabajas en superficies elevadas, inestables, irregulares o resbaladizas.
- Hasta donde llegues. Durante el embarazo, y a medida que aumenta el volumen de tu abdomen, los brazos reducen su alcance. Este hecho te puede provocar posturas forzadas, fatigosas e incómodas. Al manejar los objetos cada vez más lejos del cuerpo, se sobrecargan tus brazos, tus hombros y la zona lumbar de tu espalda.
- Eres menos fuerte. Durante el embarazo disminuye tu fuerza muscular y la capacidad para empujar, arrastrar o agarrar de la mano. También puedes tener dolores y perder fuerza debido al denominado síndrome del túnel carpiano, cuyo origen es la retención de líquidos que puede comprimir el nervio mediano a su paso por el túnel carpiano de la muñeca.