Un continente saludable pasa por un buen contenido.
Comprueba que los materiales y mobiliario del edificio son saludables. Es decir, que son ergonómicos y que no utilizan materiales dañinos para la salud.
Vigila las cargas electroestáticas.
Muebles y equipamiento incorrectos pueden provocar acumulación y derivación de cargas electroestáticas, con consecuencias como los chispazos, jaquecas o la aparición de efectos no deseados en la piel.
Medidas de higiene.
Debes asegurar y facilitar una limpieza correcta. Evita muebles y revestimientos que acumulen polvo y ácaros o sean difíciles de limpiar.
Ambiente sonoro e iluminación.
Participa y reduce la contaminación acústica en el interior. Evita la contaminación lumínica controlando los puntos de luz y generando un ambiente adecuado sin dañar el medioambiente.
Calidad del aire.
Conseguir una ventilación correcta y procurar un buen mantenimiento del sistema de climatización influye notablemente en la salud del edificio.
Accesibilidad.
Un edificio saludable pasa por ofrecer una correcta accesibilidad para todos.